domingo, 8 de abril de 2018

David Raya - Málaga

Puente de Hierro
A lo largo del siglo XIX los países que se fueron incorporando a la Revolución Industrial, con el Reino Unido a la cabeza, lograron aplicar una serie de avances técnicos en la arquitectura y en la ingeniería, que resultaron ser fundamentales en el rápido desarrollo de ambas durante todo el siglo XX, y que supieron responder a las masivas necesidades de habitación, transporte y consumo que para un Occidente en constante crecimiento ecónomico devinieron vitales.
La utilización del hierro, imitando el lenguaje clásico en un primer momento, y creando el suyo propio después, resultado de su propia apariencia, fue uno de los grandes avances que permitió desarrollos estructurales que hasta ese momento, con la única utilización de la piedra, eran imposibles. No solo se logran nuevos espacios, sino que su construcción resultaba más económica, por la fabricación en serie de las piezas y la consecuente aceleración del montaje.
El puente de hierro de la desembocadura del río Guadalmedina, inaugurado en 1913, entra plenamente dentro de esta corriente de aplicación de nuevos materiales y sistemas de trabajo. Su aspecto es alargado y carece de apoyos intermedios. Las vigas, prefabricadas, se disponen en diagonal orientadas hacia el centro, partiendo desde cada esquina, formando rombos en la sección central y entrecruzándose con vigas perpendiculares a la base, todas remachadas, con una clara intencionalidad de axialidad, última manifestación de la tradición clásica  A pesar de estas pequeñas concesiones al pasado, muestra el lenguaje propio de la ingeniería, y que la industria que le sirvió de soporte supo crear. Inmersa Málaga en el desarrollo industrial y con una población creciente, no le faltaban emprendedores.

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